viernes, 24 de abril de 2009

Peligroso regalo

Por: Xavier Sala-i-Martin.
Xavier Sala-i-Martín es catedrático de Columbia University y Profesor Visitante de la Universidad Pompeu Fabra.
La crisis económica mundial no llegará a su fin hasta que no se solucione el problema de fondo: los activos tóxicos basados en hipotecas morosas que están en manos de bancos estadounidenses impiden a éstos operar como entidades financieras normales, y eso evita que el crédito fluya hacia el resto de la economía e frena la recuperación. El problema es que los bancos adquirieron grandes cantidades de esos productos financieros a un precio elevado, pero dada la anormalmente alta tasa de morosidad, se han devaluado y nadie los quiere comprar si no es a precio de saldo. La solución pasa por que esos activos tóxicos desaparezcan de los balances de los bancos pero los bancos se han negado a vender a precio de saldo por dos razones. Primera, porque pensaban que si vendían, incurrirían en unas pérdidas tan grandes que representarían su quiebra. Segunda, porque los banqueros, que son gente muy lista, tenían la esperanza de que el gobierno acabaría comprándolos a un precio cercano al original. Y, visto el nuevo plan de Obama, mucho me temo que los banqueros tenían razón.
¿Cómo? ¡Pero si el gobierno de Barack Obama ha jurado y perjurado que no utilizará impuestos para subsidiar a esos banqueros egoístas cuya codicia ha causada, según el propio presidente, la actual situación de crisis financiera mundial! Pues bien, mis queridos lectores: el plan de Obama es una estratagema camuflada que utiliza dinero público para que los bancos recuperan casi todo el dinero de los activos tóxicos. Me explico.
De manera muy resumida, el plan de rescate funciona así: se crea una sociedad público-privada (SPP) en la que inversores privados aportan 30.000 millones y el gobierno otros 150.000 millones. Con esos 180.000 millones como garantía, la SPP pide un préstamo al FDIC (Federal Deposit Insurance Corporation, la institución pública que garantiza los depósitos de los bancos) de 820.000 millones por lo que la SPP dispone de 1 billón de dólares para invertir. Es importante señalar que el crédito de 820.000 es “sin recurso”, es decir, que si la inversión de la SPP pierde dinero, el crédito no se devuelve y los inversores privados solamente pierden los 30.000 millones de su bolsillo. Pues bien, con ese billón de dólares, la SPP comprará los activos tóxicos de los bancos a un precio determinado mediante subasta. La idea es que el gobierno se aproveche de la “sabiduría” de los mercados privados a través de la subasta para que el contribuyente no pague un precio excesivo por unos activos tóxicos.
Sobre el papel, y tal como dice Obama, este plan no representa ningún subsidio público a los bancos. ¿Correcto? Pues no. Incorrecto. El plan no sólo es un enorme subsidio sino que permite que los bancos recuperen todo el dinero malgastado en activos tóxicos con cargo al contribuyente. Para entender por qué, imaginemos que Citigroup tiene activos tóxicos que compró por valor de 1 millón de dólares. Imaginemos, para simplificar, que la probabilidad de que esos activos acaben pagando dividendos es el 2%. Esos activos, pues, tienen un valor de mercado de 20.000. Si yo fuera directivo de Citigroup, sin embargo, crearía una sociedad paralela para participar en la SPP (he leído el plan de Obama de arriba abajo y… ¡no hay nada que prohíba a Citigroup hacerlo!). Una vez en el centro del meollo, la sociedad de nueva creación entra en la subasta y puja hasta que el precio sea de 1 millón de dólares. Los inversores externos saben que esos activos sólo valen 20.000 por lo que no pujarán. La compra es adjudicada, pues, a la subsidiaria de Citigroup por 1 millón. ¿Quién paga? Pues, según el plan, 30.000 los pone la empresa subsidiaria (es decir, el propio Citigroup), 150.000 los pondrá el gobierno (es decir, el contribuyente) y el resto lo pondrá el crédito del FDIC. Ahora bien, como pasados unos años, la nueva sociedad verá que esos activos por los que han pagado 1 millón sólo valen 20.000 dólares, incurrirá en pérdidas y no podrá devolver el crédito al FDIC. Pero como el crédito era sin recurso, resulta que la nueva sociedad no lo tiene que devolver por lo que el dinero aportado por el FDIC (es decir, por el contribuyente), acabará financiando el resto de la operación. Resumiendo: Citigroup recupera el millón de dólares que había pagado originalmente y, de ese millón, 30.000 lo paga el propio Citigroup y los restantes 970.000 euros los pagan el contribuyente.
Es decir: diga lo que diga el flamante nuevo presidente de los Estados Unidos, su “sofisticado” plan de rescate no es más que una burda compra de activos tóxicos a su precio original con cargo al contribuyente. Eso explica por qué las bolsas celebraran con espectaculares subidas la aprobación del plan y por qué los bancos no han querido vender sus activos tóxicos durante meses: de alguna manera anticiparon que el papá estado no los iba a dejar en la estacada y acabaría comprando el fruto de sus pecados al precio original. Naturalmente, salvar el trasero de banqueros irresponsables no sólo representa la utilización inmoral de recursos públicos sino que supondrá una salida en falso de la crisis: las entidades financieras, ya sin su mochila tóxica, tendrán incentivos a volver a comportarse irresponsablemente a sabiendas de que, cuando las cosas vayan bien ellos se quedarán los beneficios y, cuando vayan mal, volverá a pagar el contribuyente. En este sentido, Obama acaba de plantar las semillas de la próxima catástrofe financiera con un plan que, para los bancos, no es más que un peligroso regalo.
Este artículo fue publicado originalmente en La Vanguardia (España) el 17 de abril de 2009.

Diagnóstico Socialista Sobre El Capitalismo

Autor: Carlos Rodriguez Braun.
El diputado socialista Manuel de la Rocha afirmó en El País que las causas de la crisis económica “son bien conocidas, por una parte la crisis financiera internacional derivada de la falta de regulación del sistema, y por otra la específica burbuja inmobiliaria de nuestro país. En ambos casos la especulación, el enriquecimiento sin límite, el laisser faire”.
Hubo mucha regulación financiera. Puede sin duda replicarse que dicha regulación fue mala, desestabilizadora y contradictoria –pensemos por ejemplo en Basilea II y la contabilidad “mark to market”. Pero hablar de falta de regulación es absurdo. Y aún más absurdo es que don Manuel mencione la crisis financiera sin decir ni una sola palabra de los bancos centrales, que empezando por la Reserva Federal orquestaron una espectacular expansión monetaria, razón de la burbuja, que al ilustre diputado no le merece comentario alguno.
Los especuladores son chivos expiatorios desde hace siglos. Lo que nadie ha podido demostrar nunca es que comprar barato y vender caro, que es lo que hacen los especuladores, sea necesariamente nocivo. Otra consigna cara a la corrección política es la supuesta maldad del enriquecimiento rápido o sin límites; por alguna razón que se me escapa, hay gente que cree que es mejor menos riqueza y más tarde que más riqueza y más temprano.
Corona sus disparates el señor de la Rocha diciendo que todo se debe al laisser faire cuando en el mundo sin excepción el dinero es público y monopólico, y está administrado por unas entidades públicas y monopólicas llamadas bancos centrales, cuya relación con el mercado libre está por demostrar. Y pensar que la burbuja inmobiliaria tiene que ver con el liberalismo, cuando los tipos de interés los maneja el sector público y la construcción está regulada por las Administraciones Públicas, es pensar de una forma peculiar.
Publicado originalmente en:
http://www.libertaddigital.com/opinion/carlos-rodriguez-braun/diagnostico-socialista-sobre-el-capitalismo-47129/

martes, 14 de abril de 2009

Japón: El Sol Naciente y su muy keynesiana puesta de sol

por: Charles Philbrook.
Hasta hace poco, muy poco, el consenso en cuanto a qué hacer en torno a la crisis económica global era, se podría decir, casi general, y eso, en cierta forma, reflejaba el “Ahora todos somos keynesianos”. En los últimos días, sin embargo, en una reunión de ministros de Finanzas de la Unión Europea, llevada a cabo en Bruselas, éstos acordaron romper con las implicancias de pareja afirmación; es decir: no más paquetes de estímulo fiscal, pues un mayor nivel de deuda pública “amenazaría la estabilidad de la eurozona” (“Europe rejects extra stimulus appeal”, Financial Times, 9 de marzo de 2009). Esta decisión trasciende lo político, y abre una gran brecha económica en el Atlántico, entre los estadounidenses, dispuestos a correr el riesgo de la destrucción monetaria y bancarrota fiscal, y los europeos, decididos a salvar lo que queda de su Unión.
¿Irresponsabilidad o prudencia europea? ¿Cómo resumir el acuerdo de Bruselas? Como uno de cordura en lo fiscal y locura en lo monetario (se sigue permitiendo que el Banco Central Europeo continúe con su bacanal de deuda y crédito). Con más de lo mismo, con más de Keynes, la desintegración monetaria era un hecho: tres países —Alemania, Austria y Holanda— son ahorristas netos (producen más de lo que consumen), mientras que los demás consumen más de lo que producen. Un mayor déficit en la eurozona, entonces, sólo es posible si estos tres están dispuestos a financiar un creciente dispendio, lo que deja de ser una opción ahora que la producción industrial alemana entra en caída libre. Por lo tanto, es más que obvio que la respuesta desde las trincheras teutonas tuvo que haber sido un amenazante y rotundo “No”.
Gastar más, consumir más, endeudarse más, buscando salvar a la economía de la depresión a la que un creciente nivel de gasto, consumo y deuda la han llevado, va en contra del sentido común y de toda lógica económica. Japón lo sabe bien, y ahora Europa también.
El Gobierno del Sol Naciente ya lleva casi veinte años intentando infructuosamente resucitar su moribunda economía, luego del colapso financiero e inmobiliario al que, indirectamente, el Acuerdo del Plaza, en 1985, condujo. Tal acuerdo, se recordará, buscaba que el dólar se deprecie, principalmente, en relación al yen japonés, y así, en teoría, cerrar el creciente déficit comercial norteamericano. El yen, entonces, se apreció, lo que afectó negativamente al sector exportador, reduciendo a la mitad el crecimiento económico del año siguiente. Esto llevó a que el Banco de Japón optara por una política monetaria expansiva, que a comienzos de 1987 reducía a la mitad, a 2,5%, la tasa interbancaria. Con el costo del crédito por los suelos, y como es “natural”, una creciente especulación terminó por inflar los precios de los activos financieros y de los bienes inmuebles. En 1985, el índice del mercado de valores, el Nikkei 225, fluctuaba alrededor de los 11.000 puntos, mientras que el índice de precios del sector de bienes raíces comerciales, en las seis ciudades más grandes, lo hacía alrededor de los 150. Cinco años más tarde, y gracias a la generosidad de la política monetaria expansiva del Banco de Japón, estos índices se disparaban verticalmente más de 230%.
Toda burbuja especulativa acaba mal: o revienta, si el banco central reduce súbita y drásticamente la liquidez, o pierde aire en forma gradual. En uno y otro caso se destruye la ilusión de prosperidad a la que una artificial expansión del dinero y del crédito condujo. Pues bien, ya que el Banco de Japón estaba al tanto de la inexistencia de una tercera alternativa, optó por que ésta pierda aire en forma gradual, y elevó la tasa interbancaria cinco veces, de 2,5% en 1987 a 8% en 1991. Este encarecimiento del crédito, como era de esperar, acabó con la especulación en los mercados, y desde el punto máximo alcanzado en 1990, uno y otro índice aquí mencionado pierde ya un 80% de su valor. Y si a estos índices les va mal, a la economía en su conjunto no le va menos mal: el PBI real, en la década de los noventa, ha crecido a una tasa promedio anual de 0,9%, la que ha pasado a ser negativa desde 1998.
En lo fiscal y monetario no se puede acusar a Japón de no haberlo intentado todo. Redujo progresivamente su tasa interbancaria, de 8% en 1991 a prácticamente cero por ciento desde 1995, y aun así, lo inestable de los “signos vitales de la economía” lleva a que la prognosis oscile entre mala e inútil (de nada sirve que el costo del crédito sea cero si el retorno promedio a las inversiones —utilizando el PBI real como una aproximación— es negativo: ¡no se invierte para perder!). En la misma línea, ya son diez —¡sí, diez!— los paquetes de expansión fiscal que se aprueban desde el colapso de la burbuja, y los resultados son aun más desastrosos: la deuda pública, como porcentaje del PBI, se ubicaba en un 60% en 1991, y hoy es del orden de 180% (escapa toda comprensión posible que haya economistas que afirmen que el Gobierno japonés no hizo todo lo que pudo, o que lo hizo tarde; ignoran que toda herramienta es útil en la medida que se emplea de la forma prevista).
Pues bien, ¿qué explica el fracaso del experimento keynesiano? Esto: una economía moderna tiene dos grandes sectores: el público y el privado. Todo proceso de creación de riqueza se da únicamente en el sector privado, y la demostración de que sólo puede ser así, parte de la siguiente observación: sin los ingresos fiscales, el Gobierno colapsa; sin el pago de impuestos, el ciudadano tiene para consumir y ahorrar más. Un mayor gasto fiscal, entonces, implica una redistribución del consumo, de uno a otro sector, del privado al público. Bien, ¿qué argumento podría justificar esta redistribución? Algunos economistas postulan que una “recesión” más que la justifica. Pero ¿qué sabemos acerca del origen de ésta? ¿Es de origen interno o externo? Si es de origen interno no tiene sentido que el Gobierno suba los impuestos o se endeude internamente buscando aumentar el ingreso nacional, pues así como nuestra riqueza personal no aumenta cuando pasamos el dinero de un bolsillo a otro, ésta tampoco lo hace cuando los recursos de un país fluyen de un sector al otro (el mágico y prodigioso “multiplicador” no es más que una función algebraica sin aplicación alguna en la vida real, como así lo demuestra la experiencia japonesa). Ahora bien, que el Gobierno se endeude externamente, en otra moneda, sólo tiene sentido si se cumplen estas dos condiciones: (1) el total de la deuda se invierte (no se canaliza a un mayor consumo), y (2) la rentabilidad futura de las obras en infraestructura alcanza para cubrir los intereses de la deuda, el pago del principal y posibles variaciones (en contra) del tipo de cambio (que el Gobierno se vea obligado a refinanciar su deuda, cada cierto tiempo, podría indicar que estas dos condiciones nunca estuvieron presentes, en cuyo caso pueden sumarle una razón más al porqué de la pobreza en un país).
De Japón sabemos que su recesión es interna (el colapso de su burbuja, de sus excesos fiscales, monetarios), y también sabemos que hizo todo aquello que no debió hacer. ¿Por qué sorprendernos, pues, por los infortunios que afligen a su atribulada economía? “Los placeres sensoriales”, decía la columnista estadounidense Ann Landers, “tienen el resplandor efímero de un cometa; un matrimonio feliz, la tranquilidad de una hermosa puesta de sol”. ¿Y qué diría de los “placeres keynesianos”?

viernes, 10 de abril de 2009

ESPÍRITUS ANIMALES

The economist

No hay dos crisis económicas idénticos. But the same questions recur. Sin embargo, las mismas preguntas se repiten. How did we get into this mess? ¿Cómo hemos llegado a este lío? How can we get out of it? ¿Cómo podemos salir de ella? How do we avoid another? ¿Cómo podemos evitar que otro suceda? Some answers repeat themselves too. Algunas respuestas se repiten demasiado. You can be pretty sure that sooner or later someone, quite possibly an anguished economist, will declare that economics itself has gone astray. Usted puede estar seguro que tarde o temprano alguien, posiblemente un angustiado economista, declarará que la economía se ha ido por mal camino. The wisdom of some past master, whether celebrated (John Maynard Keynes, for example) or neglected (Hyman Minsky, perhaps), has been forgotten, and the economy is paying the price. La sabiduría de maestro, si se celebra (John Maynard Keynes, por ejemplo) o descuido (Hyman Minsky, tal vez), ha sido olvidado, y la economía está pagando el precio.
A new book * , “Animal Spirits”, by George Akerlof of the University of California, Berkeley, and Robert Shiller of Yale, follows this rule to the letter.Most, probably, of our decisions to do something positive, the full consequences of which will be drawn out over many days to come, can only be taken as a result of animal spirits—of a spontaneous urge to action rather than inaction, and not as the outcome of the weighted average of quantitative benefits multiplied by quantitative probabilities.La mayoría, probablemente, de nuestras decisiones de hacer algo positivo, todas las consecuencias de las cuales se establecerán a lo largo de muchos días por venir, sólo pueden ser tomadas como resultado de los espíritus animales de un espontáneo impulso de la acción en lugar de la inacción, y no como el resultado de la media ponderada de las ventajas cuantitativas y multiplicado por la probabilidad cuantitativa.
Too much economics, say Mr Akerlof and Mr Shiller, has been built on the premise that humans are rational calculators. Demasiado la economía, dicen Akerlof Shiller, se ha construido sobre la premisa de que los seres humanos son racionales calculadoras. That is not a new criticism, even from economists. Que no es una nueva crítica, incluso de los economistas. Over the past couple of decades Homo economicus has evolved into a being more like H. Durante las últimas dos décadas el Homo economicus se ha convertido en un ser más parecido a H. sapiens , as economics has drawn on psychology, biology and even neuroscience. sapiens, como la economía se ha basado en la psicología, la biología e incluso la neurociencia. “Behavioural” economics has shaped public policy—for instance, in encouraging people to save or in shaping the choice of investments in their pension pots. "Comportamiento" la economía ha dado forma a la política pública-por ejemplo, en animar a la gente a ahorrar o en la configuración de la elección de las inversiones en las ollas de su pensión. Behavioural economists have earned Nobel prizes. Economistas del comportamiento se han ganado los premios Nobel. Mr Akerlof and Mr Shiller, however, complain that this evolution has been confined mainly to microeconomics. Akerlof y el Sr. D. Shiller, sin embargo, se quejan de que esta evolución se ha limitado principalmente a la microeconomía. It is time for macroeconomics to catch up. Ha llegado el momento de la macroeconomía para ponerse al día.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco
Keynes mentioned animal spirits only twice, in a paragraph on what motivates people to invest and speculate.Keynes espíritus animales sólo se menciona dos veces, en un párrafo sobre lo que motiva a la gente a invertir y especular. From this single thread, Messrs Akerlof and Shiller spin five classes of spirit. A partir de este hilo, y los Sres. Akerlof Shiller spin cinco clases de espíritu. First and closest to the original is confidence. Primera y más cercana a la original, es la confianza. This goes beyond a rational estimate of next week’s share price, or the price in ten years’ time of what a new factory might produce. Esto va más allá de una estimación racional de la próxima semana la cuota de precio, o el precio en un plazo de diez años de lo que una nueva fábrica podría producir. And confidence, or the lack of it, builds on itself—in a way similar to Keynes’s multiplier, but defying easy quantification. Y la confianza, o la falta de ella, se basa en sí mismo de una manera similar a la del multiplicador de Keynes, pero desafiando fácil cuantificación. Second is fairness. El segundo es la justicia. Even if economists know that fairness matters, too little of their work reflects it. Incluso si los economistas saben que la justicia los asuntos, muy poco de su trabajo se refleja. Third is corruption, or bad faith: what explains a Charles Ponzi or an Enron? Tercera es la corrupción, o de mala fe: ¿qué explica Charles Ponzi o uno de Enron? Fourth is money illusion: economists have come to assume that people see through inflation, but they don’t, especially when it is low. Cuarto es el dinero ilusión: los economistas han llegado a asumir que la gente ve a través de la inflación, pero no lo hacen, especialmente cuando es bajo. The fifth they call “stories”. La quinta que ellos llaman "historias
Messrs Akerlof and Shiller list eight questions which, they say, cannot be well explained without an appeal to animal spirits—but can be tackled with them.Sres. Akerlof y Shiller lista ocho preguntas que, dicen, no se puede así explicarse sin un llamamiento a los espíritus animales, pero se pueden abordar con ellos. These range from why markets for housing and shares swing wildly (a combination of confidence, stories and bad faith) to why, contrary to standard theory, there appears to be a long-run trade-off between inflation and unemployment (mainly, a mix of money illusion and fairness). Estos van desde por qué los mercados de vivienda y acciones salvajemente swing (una combinación de confianza, las historias y de mala fe) de por qué, contrariamente a la teoría, parece existir una larga relación entre inflación y desempleo (sobre todo, una mezcla ilusión del dinero y la justicia).
The most topical of the eight, however, is the power of central banks. La mayoría de los ocho temas, sin embargo, es el poder de los bancos centrales. The animal-spirits version of the credit crisis is a mixture of bad faith, a collapse of confidence and a change from a happy economic “story” to a thoroughly miserable one. El animal los espíritus de la versión de crisis de crédito es una mezcla de mala fe, el colapso de la confianza y un cambio económico de un feliz "historia" a un fondo un miserable. Credit has dried up—so that applying the fiscal and monetary stimulus consistent with full employment is not enough. Crédito ha secado, de modo que la aplicación del estímulo fiscal y monetaria consistente con el pleno empleo no es suficiente. The Federal Reserve should also have a target for credit. La Reserva Federal debe tener también un objetivo de crédito. Unless credit flows again, fiscal and monetary measures will not suffice: companies can’t borrow to build factories and consumers can’t borrow to buy cars. A menos que las corrientes de crédito una vez más, medidas fiscales y monetarias no serán suficientes: las empresas no pueden pedir prestado para construir fábricas y los consumidores no pueden obtener préstamos para comprar automóviles
How much do animal spirits help?¿Cuánto cuestan los espíritus animales ayuda? Most of the time, the unrealistic assumption of rationality serves economists fairly well. La mayoría de las veces, el supuesto poco realista de la racionalidad economistas sirve bastante bien. They should, however, be more prepared to depart from it, especially in times like these—even if that makes behaviour more difficult to describe in elegant equations. No obstante, estan más dispuestos a apartarse de ella, especialmente en tiempos como estos, incluso si el comportamiento que hace más difícil de describir en elegantes ecuaciones
Yet their ideas carry risks too. Sin embargo, sus ideas riesgos también. To a politician seeking to rein in free markets, animal spirits are a gift. Para un político que tratan de frenar el libre mercado, espíritus animales son un regalo. The authors sum up their view of the role of government thus: “The role of the parent is to create a happy home , which gives the child freedom but also protects him from his animal spirits.” For liberals (in the European sense) that is not a wholly comforting thought. Los autores resumen su visión del papel del gobierno así: "El papel de los padres es crear un hogar feliz, que da al niño la libertad pero también le protege de sus espíritus animales". Para los liberales (en el sentido europeo) que no es un pensamiento totalmente reconfortante.

jueves, 9 de abril de 2009

QUEMA DE JUDAS


Este sabado de Gloria es la tradicinal "Srenata de quema de Judas" desde las 7 PM en la interseccion de la calle Jose Carlos Mariategui y Av. Tarapacà. Como es costumbre desde el año 1980 en que se organizò por primera vez. La quema de Judas es un evento politico-religioso en la que se quema al judas del personaje politico mas repudiado (aunque se pueden quemar a varios). En esta temporada 2009 se quemarà a las "ratas" que se encargaron de decorar nuestra politica, pero tambièn la globalizacion se dejarà sentir quemando tambien al responsable de la crisis global, el economista Alan Grespan, Hugo Chavez, Los Kirchner.


Mas que quemar a los personajes repudiados, tambien debemos quemar a nuestros judas que llevamos dentro y de esta manera reflexinar para ser mejores seres humanos, amantes de la vida y del medio que nos rodea, respetandonos mutuamente los unos a los otros.

domingo, 5 de abril de 2009

Diagnóstico Socialista Sobre El Capitalismo

Autor: Carlos Rodriguez Braun.
El diputado socialista Manuel de la Rocha afirmó en El País que las causas de la crisis económica “son bien conocidas, por una parte la crisis financiera internacional derivada de la falta de regulación del sistema, y por otra la específica burbuja inmobiliaria de nuestro país. En ambos casos la especulación, el enriquecimiento sin límite, el laisser faire”.
Hubo mucha regulación financiera. Puede sin duda replicarse que dicha regulación fue mala, desestabilizadora y contradictoria –pensemos por ejemplo en Basilea II y la contabilidad “mark to market”. Pero hablar de falta de regulación es absurdo. Y aún más absurdo es que don Manuel mencione la crisis financiera sin decir ni una sola palabra de los bancos centrales, que empezando por la Reserva Federal orquestaron una espectacular expansión monetaria, razón de la burbuja, que al ilustre diputado no le merece comentario alguno.
Los especuladores son chivos expiatorios desde hace siglos. Lo que nadie ha podido demostrar nunca es que comprar barato y vender caro, que es lo que hacen los especuladores, sea necesariamente nocivo. Otra consigna cara a la corrección política es la supuesta maldad del enriquecimiento rápido o sin límites; por alguna razón que se me escapa, hay gente que cree que es mejor menos riqueza y más tarde que más riqueza y más temprano.
Corona sus disparates el señor de la Rocha diciendo que todo se debe al laisser faire cuando en el mundo sin excepción el dinero es público y monopólico, y está administrado por unas entidades públicas y monopólicas llamadas bancos centrales, cuya relación con el mercado libre está por demostrar. Y pensar que la burbuja inmobiliaria tiene que ver con el liberalismo, cuando los tipos de interés los maneja el sector público y la construcción está regulada por las Administraciones Públicas, es pensar de una forma peculiar.
Publicado originalmente en:
http://www.libertaddigital.com/opinion/carlos-rodriguez-braun/diagnostico-socialista-sobre-el-capitalismo-47129/