sábado, 9 de octubre de 2010

Apreciaciones sobre el crecimiento

por: Juan José Garrido
Durante la semana, nuestro 12% de crecimiento anualizado en el Producto Bruto Interno (PBI) de Junio se constituyó no sólo en portada, sino en tema de amplio debate y opinión. Sin duda, la tasa –de categoría asiática- registrada en medio de un ambiente económico global incierto invita a la reflexión: ¿en qué se sustenta?, ¿es sostenible?, ¿existen riesgos, de mantenerse la misma?
Lo primero que habría que destacar es el origen de tan abultada tasa –al 12%, constante, se duplica el PBI cada 6 años-; si analizamos por sectores, Construcción (22,70%) y Manufactura (21,61%) son los que más aportan. No obstante, el análisis sectorial por variaciones aporta muy poco –en cuanto a información- sobre lo relevante, que son las políticas públicas detrás del crecimiento. Sin duda, las tasas de los sectores mencionados son muy importantes, empero sólo representan al 6,23% y al 14,33% respectivamente del PBI total (promedio 2009). Servicios y Comercio, los sectores más importantes de toda economía moderna, representan 56% del PBI, por lo que no debemos dejar de señalar las reformas pendientes y necesarias a fin de impulsar dichos sectores (laborales, tributarias, institucionales, regulatorias, entre otras).
Lo segundo a tratar es sobre la sostenibilidad y los riesgos -de mantenerse las actuales tasas de crecimiento-, si hubiesen. China, para tomar un ejemplo, creció a tasas mayores al 10% durante más de 25 años; Japón, Corea del Sur y Taiwán confirman la viabilidad del ejercicio chino. Es decir, sí es sostenible crecer a tasas elevadas por periodos extensos. Los riesgos se presentan no en las altas tasas, sino en las políticas detrás de las mismas. Me explico: si el crecimiento está basado en reformas que mejoran la productividad local, la calidad institucional, el ambiente de negocios, todo ello en un marco de prudencia fiscal y monetaria, pues se puede crecer a dos dígitos sin generar riesgos de algún tipo. En cambio, si el crecimiento está soportado sólo por un mayor gasto público -vía impuestos o inflación-, entonces sin duda existen riesgos y lo mejor es bajarle las revoluciones a la maquina. ¿Es este nuestro caso? La data fría dice que la economía aún no está “recalentada”; empero, el crecimiento de la inversión pública (67%) está muy por encima de la privada (24%) –generando un efecto “crowding out”-; ergo, los problemas potenciales son diversos: baja calidad del gasto público, espacio para corrupciones –Q.E.P.D. SNIP-, cuellos de botella –calidad institucional, regulatorios, etc-, entre otros.
Si deseamos crecer de manera sana y sostenible a este ritmo es indispensable hacer reformas, aquellas que quedaron pendientes en 1997.